Cómo manejar el hambre emocional

Muchas personas comen de forma automática y no saben si tienen hambre, y en ocasiones sienten que comen sin control con la comida y que la ansiedad, el estrés, el aburrimiento o la soledad desencadenan comer impulsivamente.

¿Por qué se come impulsivamente?

Algunos médicos indican que comer compulsivo está en el cerebro, en concreto en el hipotálamo, que es la glándula que recibe información sobre el estado de reservas energéticas y activa la sensación de hambre cuando éstas disminuyen, encargándose, además, de recibir las señales de saciedad que envía el estómago para enviar orden a su vez de dejar de ingerir más alimentos.

La relación del hambre con el hipotálamo

En el hipotálamo se recibe información relacionadas con las emociones, la voluntad, la afectividad o la memoria, y que son interpretadas y reevaluadas para emitir una respuesta.
Si el sistema hormonal pierde el equilibro, se pueden emitir señales de saciedad ante el estrés, o, por el contrario, emitir señales de sensación de hambre, provocando que el individuo reaccione ingiriendo más cantidad, en especial, de alimentos calóricos. Es por este motivo por el cuál muchas personas no distinguen entre las sensaciones de saciedad y las emociones.

Diferencias entre el hambre física y hambre emocional

Te dejamos algunas pistas para diferenciar entre el hambre física o el hambre emocional cuando son tus emociones las que te llevan a comer.

Hambre Física: aparece de forma gradual y puede posponerse

  • Puede ser saciada por cualquier tipo de alimento.
  • Una vez te sacias logras parar.
  • No hay culpa.

Hambre Emocional: aparece de forma repentina y urgente

  • Provoca deseo de alimentos específicos, habitualmente alimentos procesados y poco saludables, ricos en grasas, azucares, sal.
  • Comes más cantidad sin control.
  • Sentimiento de culpa.

Cómo manejar el hambre emocional

Desde el mindful – Eating podemos traer nuestra atención al momento presente y en primer lugar reconectar con lo que está sucediendo. Para ello, en primer lugar, respirar es nuestra mejor opción. Conectar con nuestro cuerpo y con las sensaciones que emergen en el momento.

Al entender la situación, no reaccionamos de forma compulsiva y sin consciente.

Al aplicar la compasión podemos ver que si lo que nos sucede es que hemos tenido un día difícil, una discusión o estamos cansados podemos satisfacer esa necesidad hablando con una persona amiga, ofreciéndonos descanso o cuidados.

Pero tal vez después de valorarlo vemos que realmente tenemos hambre emocional y podemos poner en marcha las estrategias de manejo del impulso a las emociones si siente que es difícil y que necesitas ayudas, puedes poner en marcha la compasión comiendo de forma consciente. Sin juicio, con amabilidad y cariño podemos comer con atención consciente, sin recriminarnos y disfrutando de cada bocado, cada textura, cada sabor y cada recuerdo que nos trae ese alimento. Si comemos de forma consciente podremos evitar el ciclo de culpa, ansiedad y tensión que nos lleva a comer impulsivamente.

En la Clínica CTA, realizamos talleres de Mindful Eating para enseñarte a tener una relación con la comida sin descontroles ni culpa. ¿Quieres saber más? ¡Solicita información y estaremos encantados de hablar contigo sin compromiso! ¡Anímate!

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