Los trastornos alimentarios en las vacaciones de verano
Si preguntáramos a la gente “¿Qué es para ti el verano?”, entre las respuestas más frecuentes, con mucha seguridad, estarían las siguientes: sol, playa, vacaciones, fiesta, chirinquito, relax, refrescos, viajes, diversión…pero para una persona que sufre un TCA, es diferente.
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¿Cómo afrontar el verano con Trastornos Alimentarios?
Para una persona con un trastorno alimentario, en verano no brilla tanto el sol. Conscientes de la llegada de esta estación, suelen anticipar mentalmente las sensaciones o consecuencias negativas que pueden surgir de determinadas situaciones en las que se pueden encontrar, y esto les genera enorme ansiedad. En verano, el cuerpo queda más expuesto y la comida, para ell@s, influye mucho en cómo se perciben. No en vano, es una de las épocas del año más complicadas y por lo tanto requiere un especial abordaje.
Ya entrado Junio, y sobre todo, desde que finaliza el curso para los estudiantes, en la Clínica CTA comenzamos la preparación del verano y las vacaciones con nuestros seres queridos.
Como familiares, puede que no entendamos el malestar que la persona siente al tener que enfrentarse a estas situaciones, desencadenando respuestas de enfado, desesperación o que vivamos estos momentos con elevada angustia y miedo,
quedándonos paralizados o favoreciendo a la enfermedad para tratar de que “no sufra tanto”.
Como personas que sufren un TCA, puede que estemos experimentando ansiedad al tener que adaptarnos a tantos cambios o que estemos retroalimentando nuestra imagen corporal negativa comprobando o evitando situaciones.
Sacar la ropa de verano, volver a ponerse el bañador (“¿Habré cambiado la talla?”), el reencuentro con familiares y/o amigos después de un año (“A ver qué me van a decir cuando me vean…”), los cambios de rutina, salir por la noche, conocer gente nueva, el consumo de alcohol…
El trabajo tanto grupal como individual permite profundizar en los miedos, inseguridades e incluso los riesgos que se derivan de estas y muchas otras situaciones que afectan a un Trastorno Alimentario. Así, de la mano de los terapeutas e incluso de los propios compañer@s, en el caso de los que están en el hospital de día, se preparan para enfrentarse a ellas.
Sin embargo, la continuidad del tratamiento del Trastorno Alimentario se puede ver interrumpida por los viajes, campamentos, estancias en el extranjero… de manera que nuestros hijos/as, llegado el momento, deben poner en práctica las habilidades aprendidas y desplegar sus propias estrategias para manejarse solos frente a su TCA sin el apoyo estrecho de sus terapeutas. Las sesiones por Zoom permiten a los que más lo necesitan mantenerse más ligados al tratamiento de su Trastorno Alimentario. Para otros, las vacaciones serán un extraordinaria oportunidad para que vuelen y comprueben cómo de eficaces son sus técnicas de resolución de situaciones complicadas o inesperadas.
La alimentación en verano y los Trastornos Alimentarios
Si preguntáramos a la gente “¿De qué alimentos o bebidas te gusta disfrutar en verano?” entre las respuestas más frecuentes, con mucha seguridad estarían las siguientes: helados, refrescos, horchata, ensaladas, frutas de verano, gazpachos, sardinas a la brasa, pescaíto frito, cerveza…
Muchos de estos alimentos, sin embargo, representan un gran reto para nuestros seres queridos que sufren un Trastorno Alimentario. Más todavía si esos alimentos son consumidos en la playa o en la piscina, en bañador. Solo si se encuentran en fases avanzadas del tratamiento de sus TCA y motivados para ello, trabajaremos la exposición a algo “tan sencillo” como comer de bocadillo en la playa, tapear tras una visita cultural o comerse unas sardinas o unos caracoles entre chapuzón y chapuzón. Si no se dan ambas condiciones, la cosa irá más despacio y, en muchos casos, lo más prudente será no hacer cambios en su comidas habituales y que pueda disfrutar de otras cosas que da el verano: la brisa del mar mientras se deleitan con una buena lectura en la terraza del apartamento, pasear por la playa a última hora de la tarde, o hacer pequeñas excursiones por la montaña.
Tengo un Trastorno Alimentario ¿Cómo planifico el verano?
En primer lugar, debemos cultivar una respuesta abierta y empática hacia las dificultades. De ese modo, podemos o bien orientar a la persona y ayudarle a gestionar los momentos difíciles (si somos los familiares) o bien, si somos los que estamos sufriendo, buscar apoyo en nuestras personas de confianza.
Desde el punto de vista más “clínico”, debemos tener en cuenta que las pautas de manejo de la imagen corporal negativa van a ser diferentes en función de la etapa del tratamiento en la que nos encontremos:
En etapas más tempranas, cuando se está empezando con el tratamiento o si la sintomatología se encuentra más inestable, la recomendación es mantenerse en una zona segura para poder asumir todos los cambios.
Esto significa que, si está habiendo más dificultad, probablemente la imagen corporal se encuentre distorsionada y se necesite retirar la atención del cuerpo. ¿Cómo podemos hacerlo? Utilizando prendas de ropa con las que la persona se sienta cómoda, priorizando la sensación de confort y seguridad frente a las modas, y evitando enfrentarse a situaciones que todavía no se han preparado con sus terapeutas.
En etapas más avanzadas, cuando la persona y el síntoma se encuentra más estable, se trabaja de forma progresiva la exposición a prendas de ropa o a situaciones que se han estado evitando, pero que están manteniendo el problema con
la imagen corporal. Para comenzar esta etapa de exposiciones deberá haberse acordado previamente con las terapeutas a qué y de qué forma va a exponerse.
Algunas preguntas que podrían surgir en cuanto al manejo de la imagen corporal negativa:
¿Cómo podemos actuar si se niega a realizar planes o actividades?
Siempre que se haya consultado previamente con sus terapeutas, podemos realizar adaptaciones para que la persona se exponga a las situaciones en la medida en la que se encuentre preparada/o. Por ejemplo, si la exposición que se va a realizar es ir a pasar la mañana a una playa y la persona muestra incomodidad, miedo o ansiedad, en lugar de imponer, forzarla a ir o evitar realizar la salida a toda costa, podríamos buscar alternativas para ir dotando de confianza a la persona. Como, por ejemplo, llevar un vestido, camiseta o pareo con el que pueda ir modulando cuánto se quiere
exponer.
Es importante que, como padres o familiares, tratemos mostrar sensibilidad hacia la problemática y ajustar las expectativas acerca de cómo va a ser este verano o estas vacaciones. Sería interesante que los planes no giren entorno a la comida o la piscina exclusivamente y que se traten de buscar nuevos focos de interés, actividades o intereses compartidos en la familia que puedan hacer que la persona y la familia disfrute igualmente de estas vacaciones.
¿Y si como padres, percibimos que está muy focalizada/o en su imagen, que se mira constantemente o que nos pregunta acerca de su apariencia?
Al afrontar una situación difícil, como ir a la playa o exponerse a una prenda de ropa, la recomendación es tratar de evitar las conductas de comprobación: mirarse al espejo, tocar el cuerpo o revisarse. En este punto, como familiares podemos ser de gran ayuda ayudando a la persona a buscar un foco alternativo donde poner tu atención, por ejemplo, en el tema de conversación, dando un paseo…
En el caso de que la persona se desborde o nos pida ayuda es importante que le acompañemos a tomarse su espacio.
Invítale a hacer una pausa, a alejarse de la situación por un momento y pregúntale que necesita de ti en ese momento. Trata de reforzarle el esfuerzo que está realizando y a alentarle recordándole que ya podrá exponerse en otro momento o retomarlo cuando estés más tranquila/o.
Con la llegada del verano, se desatan muchas emociones…..(entusiasmo, alegría etc…)
Pero para las personas que sufren un trastorno alimentario el verano puede desencadenar emociones totalmente opuestas como…( Agobio, desasosiego, tristeza…) por ello ante un Trastorno Alimentario es importante planificar adecuadamente el periodo veraniego y tener en cuenta estos 10 aspectos:
- Puede que éste no sea el verano de tú vida pero éste SI te va a permitir que el próximo pueda serlo.
- Pon a la vista tus objetivos, así recordarás en todo momento “A dónde quieres llegar”.
- Si algo no sale como esperabas, seguro que has adquirido un aprendizaje necesario, y por supuesto, no ha sido un fracaso.
- Realiza actividades distractorias como: hablar con alguien, leer, escuchar música, escribir en tu registro, etc.
- Cuida, prepara y protege tus ingestas. Intentar mantener horarios regulares.
- Todos los días tomate un tiempo para ti. Escucha más allá de lo que los oídos perciben, presta atención a tus necesidades (Autocuidado).
- Recuerda que las emociones tienen un principio y un fin. Trata de aceptarlas y no juzgarte por ellas. Pon en marcha las estrategias de regulación emocional que te funcionen.
- Respeta tus horas de reposo, de descanso
- Vive el presente y ¡CONFÍA EN TI!
- ¡¡¡Dale un ojo a estos aspectos cada vez que lo necesites!!
Clínica CTA os desea un feliz verano
Como hemos comentado anteriormente, como profesionales que vemos a diario los Trastornos Alimentarios, sabemos de la dificultad que implica esta época del año pero también sabemos que parte de la superación de vuestro TCA es afrontar retos y situaciones como el verano por vosotr@s mismos. ¡Ánimo y disfrutad del verano!
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