HABLANDO DE COMIDA

Nos gusta y nos pasamos el día hablando de comida. Una amiga mía que vivió un tiempo en EEUU me contaba cuánto llamaba la atención a los estadounidenses ver a los españoles que se reúnen a comer y no paran de hablar de comida. ¿Será porque es parte de nuestra cultura? Parece que no es algo exclusivo de los españoles, a los italianos también les pasa.

No solo hablamos, también nos gusta dar consejos, ya sean culinarios, como terapéuticos. Y aquí es donde se pone la cosa delicada ¿qué tipo de consejos nutricionales damos? ¿Qué información tenemos para hacerlo? Es completamente normal. Si de algo sabemos es de comer y de comida pues tenemos una experiencia tan extensa en estos temas como nuestra propia vida. De lo que no somos conscientes es la influencia o la repercusión que puede tener ese consejo sobre la persona que lo recibe.

Las cosas que decimos, en su mayoría, se basan en nuestra experiencia personal y en la información de que disponemos (el boca a boca, libros y publicaciones leídas, opiniones y consejos escuchados en la calle, en los medios de comunicación…). La mayor parte de la información existente sobre alimentación no está basada en evidencia científica. Tu consejo, más el del otro, más el de más allá construye un conglomerado de mensajes que no ayudan de verdad.

Para mucha gente esto es ninguna tontería. Seamos prudentes: la mayoría de las veces no sabemos con quien estamos hablando. Los problemas de alimentación en España son muy serios, y no por anemias u osteoporosis. En España casi la mitad de la población tiene sobrepeso u obesidad, y la incidencia de trastornos alimentarios no deja de aumentar. Muchas de estas personas están a diario luchando contra sus propias barreras, y contra las barreras externas, para poder salir del problema.

Para aquellos que están pasando por algún problema alimentario e incluso para los que sencillamente han decidido elegir el estilo de alimentación que quieren llevar, por ejemplo vegetarianos o veganos, los consejos o advertencias de las personas no expertas, incluso con la mejor de las intenciones, pueden no ser bien recibidas, y si los son, pueden llegar a confundir e incluso suponer un perjuicio.

Es importante que la población general trate de ser comedida en sus recomendaciones alimentarias y evite juzgar. La alimentación, siendo un acto tan cotidiano, es a la vez tan complejo que costaría hacerse a la idea.

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